El lenguaje que utilizamos cada día es un sello personal. Como nuestros ojos, nuestras manos o el color de nuestro pelo, nuestros estilos de comunicación son algo que nos define. Con nuestras palabras podemos calmar y enfurecer, estrechar relaciones o hacer que alguien se aleje de nosotros.
Nuestro lenguaje va asociado a nuestra personalidad y sentimientos, y a veces resulta complicado controlarlo si estamos cansados o tenemos un mal día. En nuestra casa facilita un buen o un mal ambiente en cuestión de pocos minutos. Nuestras palabras son las intermediarias entre nuestras propias emociones y las emociones de las personas con las que convivimos.
En las familias que tienen niños y niñas con TDAH la comunicación puede ser en ocasiones complicada de controlar, a pesar de todos los libros y manuales con consejos sobre cómo hablarles a nuestros hijos que nos podamos leer. Debemos lidiar en las situaciones en las que nuestros niños están nerviosos o distraídos manejando nuestros propios sentimientos a la vez que intentamos rebajar esos comportamientos, por ello hoy os ofrecemos 5 consejos para practicar en casa sobre cómo comunicarnos con nuestros hijos:

1. PEDIR OPINIÓN:

A los niños con TDAH a veces les puede costar reunir sus ideas y expresarlas a su interlocutor. Pueden perderse en mitad de sus argumentaciones, lo que a su vez puede generar desinterés en la propia conversación o incluso rabia y frustración hacia sí mismos. SOLUCIÓN: ¡Hacer preguntas y más preguntas! Pídale la opinión a su hijo, pregúntele el porqué, no hace falta que sean preguntas complejas que requieran de extensas respuestas, sino preguntas sencillas y concretas, adaptadas a su edad. Podemos aprovechar una película que le guste o su canción preferida, cualquier cosa que le motive es buena para que el niño pueda expresar sus ideas.

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2. CRÍTICA CONSTRUCTIVA:

Los niños con TDAH son en ocasiones nerviosos e impulsivos. A veces nos da la sensación de que regañamos en exceso a nuestros hijos y nos gustaría corregirles de una forma más positiva.
Decirles simplemente «no hagas esto» o «eso está mal» puede crear una acumulación de mensajes negativos y crear un mal ambiente en casa, tanto para los padres como para los hijos. Hay ocasiones en las que simplemente debemos prohibir ciertas conductas negativas, pero en la medida de lo posible debemos resaltar la conducta negativa acompañada de otra opción/comportamiento que sea mejor para él. Ejm: «Estamos tardando mucho en terminarnos el plato hoy ¿eh? Pero si te acabas pronto la comida podremos salir a jugar antes». Con este tipo de crítica constructiva nuestros hijos notarán que lo que más deseamos es ayudarles en vez de corregirles.

3. EMPATÍA POR ENCIMA DE TODO:

En el libro «cómo hablar para que los niños escuchen y cómo escuchar para que los niños hablen», las autoras Adele Faber y Elaine Mezlish nos hablan de la cantidad de veces al día en que casi sin darnos cuenta, negamos con nuestro lenguaje los sentimientos de nuestros hijos. Quizás nos suenen frases como éstas:

– «Estoy cansado mamá» – «¿Cómo vas a estar cansado si acabas de echarte la siesta?»
– «Las espinacas me dan asco» – «¿Cómo te van a dar asco? ¡Si están buenísimas! Mira cómo me las como yo.»

Es cierto que los niños pueden ser a veces caprichosos o tener opiniones que no obedecen a motivos particulares, pero tienen sentimientos y se dan perfectamente cuenta con nuestro lenguaje de cuándo les estamos comprendiendo y cuándo no.
Probé cambiar mi lenguaje con mi sobrina de 5 años a la cual un día le estaba costando especialmente acabarse su plato de lentejas:

MI SOBRINA: » Tita, no quiero más lentejas, están malas y no me gustan».
YO: » A mí tampoco me gustaban cuando era pequeña pero la abuela se ha pasado horas cocinando con todo su cariño. ¿ A que tú cuando haces un dibujo te gusta que te diga lo bonito que es y te sientes mal si te digo que es feo? Pues con la abuela pasa igual y se pondrá muy contenta si nos las comemos.»

Resultado: plato limpio en 5 minutos y ni una sóla protesta más.

4. EXPLICACIONES PARTICIPATIVAS:

Los niños con TDAH se distraen fácilmente, y cuando un adulto realiza una explicación demasiado extensa su mente suele perderse hacia otros lugares. No se trata por tanto de evitar a toda costa explicaciones largas cuado sea necesario hacerlas, pero en la medida de lo posible debemos procurar que nuestro hijo participe en nuestras explicaciones. Podemos hacerlo con frases como : «¿lo entiendes?» «¿te gustaría/no te gustaría?» «¿lo conoces?» o «¿ qué te parece?».

5. MOSTRAR AFECTO:

Los mensajes que transmitimos no son sólo verbales. Están acompañados por nuestro tono de voz y nuestros gestos. Un tono de voz afectuoso mientras rodeamos a nuestros hijos con el brazo nos acerca a ellos. Por supuesto habrá ocasiones en las que tengamos que ponernos más firmes y autoritarios, pero procuremos escoger estas situaciones y hacer que el resto de ocasiones sientan que les queremos y protegemos demostrándoselo con nuestro cariño.

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Estos estilos de comunicación no son sin embargo pócimas mágicas que tengan efecto en el momento de aplicarlas. Algunas veces darán el resultado que esperamos y otras no, sin embargo si las trabajamos cada día un poquito al final acabaremos interiorizándolas y lo mejor de todo…nuestros hijos empezarán a aplicarlas en sus propios estilos de comunicación :).

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