Ira, rabia, cólera…esa emoción que se apodera de nosotros y como una nube negra, cubre el cielo de nuestros pensamientos.
En la peli Inside Out no pudieron escenificarlo mejor: casi como un personaje con su propia personalidad que por momentos toma el control de todos los mandos y botones de nuestro cerebro.
Como dicen en el emocionario de Palabras Aladas “la ira es velocísima: te domina y se va casi sin que te des cuenta. La ira es una emoción que no te deja pensar”. Así, los niños y niñas con un carácter impulsivo pueden encontrar dificultades a la hora de detenerse a pensar en aquello que les está controlando y haciendo que se enojen, y por ende, en pensar otras posibles respuestas más eficaces ante esas situaciones. Hoy queremos compartir con vosotros 5 técnicas para el control de la ira que bien podemos enseñárselas a nuestros niños y niñas para que lo practiquen ellos mismos o bien aplicarlas nosotros como padres y educadores ante situaciones de enfado o ira.

1. MÉTODO DE LA IMAGINACIÓN
Consiste en visualizar escenas que representen situaciones reales en las que el niño sienta enojo. Ha de imaginarse a sí mismo en esa situación (pueden ser momentos que ya hayan pasado u otras que imaginemos) diciendo lo que quiere expresar y buscando respuestas alternativas que resuelvan la situación de forma eficaz. Este ejercicio sirve como ensayo previo a las situaciones que les produzca enfado para así saber controlarlos con respuestas efectivas.
Recomendaciones:
Es realmente útil escribir en un papel la descripción de esas situaciones y las respuestas alternativas, explicando incluso cómo se sienten. Si queremos hacerlo más visual, podemos incluso dejar que lo ilustre en dos viñetas, una con la situación en la que se enfade y otra con la respuesta alternativa, acompañados de una pequeña frase o diálogo que los explique y colocarlos por casa.
2. TÉCNICA DEL SEMÁFORO
Es una analogía muy visual que a los niños les puede servir para saber los pasos que deben seguir. Básicamente consiste en ROJO – Detenerse, ÁMBAR – Pensar, VERDE – Actuar.
Rojo: El primer paso consiste en detener la conducta, comportamiento o pensamiento que nos conduce a acciones impulsivas.
Ámbar: Analizar brevemente la situación y tomarnos unos segundos para analizar los pros y contras, generando tras esto varias respuestas alternativas que se adapten a la situación.
Verde: una vez que hemos elegido la opción que creemos más adecuada, podemos ejecutarla.
Recomendaciones:
Esta técnica puede resultar complicada para un niño y más si se encuentra en un momento de nerviosismo. Pero lo más importante de este ejercicio es el primer paso o color rojo: el ser consciente de la conducta o comportamiento inapropiado. Para ello, previamente podemos hacer con ellos una lista de los momentos usuales en los que se enfaden y acordar algunas posibles respuesta alternativas.
Es importante también que al principio les ayudemos a seguir esta técnica, pues en un momento de ira es poco probable que se acuerden por ellos mismos de parar el comportamiento para gestionar respuestas alternativas. Por ello podemos acordar la palabra en clave “ROJO” o “STOP” para ayudarles a recordar que deben pararse a pensar.
3. TIEMPO MUERTO
Lo que implica esta técnica es alejarse por un momento de la situación cuando estemos percibiendo señales de enojo, lo cual les ayuda a recuperar el control sobre ellos mismos y “enfriar la mente” para controlar la situación. No se trata de huir de lo que les enoja, sino de tomarse unos segundos para verlo desde otra perspectiva, luego se regresa a la situación y se intenta poner una solución. Una técnica que puede dar resultado consiste en contar 10 segundos hacia atrás.
Recomendaciones
Es bueno hablar sobre cuáles son estas señales que les haga sentirse enojados para saber cuándo tienen que tomarse su tiempo. Las señales pueden ser ponerse nervioso, que otro me lleve la contraria, estar en desacuerdo con algo que me manden, etc.
¿Cómo hacerlo para quedarnos un momento en tiempo muerto? Hay frases que pueden ayudarles a hacerlo tales como “espera un momento”, “tengo que pensarlo”, “voy un momento a….. y ahora vuelvo” etc. En casa podemos usar la contraseña “TIEMPO MUERTO” para tomarnos unos segundos de reflexión.
4. DISTRACCIÓN
Cuando un niño se enfada, tiende a focalizarse en las sensaciones físicas o pensamientos relacionados con su enojo, por lo que distraerse durante algún tiempo haciendo otra actividad puede ser bueno para “descargar combustible”.
Recomendaciones:
Esta técnica es recomendable sobre todo para padres y educadores. Cuando un niño está muy centrado en su enojo, seguir hablando sobre el tema en ese momento no va a conducir a ninguna solución. Por ello en ese momento es útil o mandarles a hacer algún recado, otra actividad o hablar sobre otro tema. Se recomienda que la actividad, tarea o conversación para distraerse dure al menos 4 minutos, pero no hay nada escrito. Cuando veamos que su enfado ha desaparecido un poquito podemos preguntarle: “¿estás más tranquilo?” y a continuación retomar el tema.
5. ESCRIBIR, DIBUJAR, SOPAS DE LETRAS…
A través de esta actividad, el niño puede relajarse, distraerse y descargar emociones.
Estos ejercicios son útiles para empezar a hacerlos en casa. Practicarlos en cualquier situación de la vida cotidiana puede ser al principio un proyecto bastante ambicioso, aunque ha de ser el objetivo final. Lo importante es empezar de lo más fácil a los más complicado y desde el entorno más cercano al más lejano.
BIBLIOGRAFÍA:
CALDERÓN RODRÍGUEZ, Mónica, et. al. (2012): Aprendiendo sobre las emociones. Manual de educación emocional, San José C.R : Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana, pp. 41 -42.