El TDAH presenta una gran complejidad de variables a la hora de evaluarlo y diagnosticarlo. Un niño puede presentar algún indicativo aislado del trastorno, o incluso darse varios indicadores en un momento puntual del desarrollo; sin embargo el TDAH se caracteriza entre otras cosas porque estos indicadores se mantienen en el tiempo.
Si como profesionales del ámbito educativo tenemos dudas o sospechas de que nuestro alumno o alumna pueda tener un TDAH y queremos iniciar un protocolo de intervención, es aconsejable que reunamos la mayor cantidad de información posible, tanto en las aulas como por parte de la familia. Tras esto, deberemos habla con el orientador del centro y recomendar a las familias la asistencia a un centro donde se pueda realizar un diagnóstico.

En este último caso, concertar una entrevista con los familiares o tutores legales resulta fundamental para recoger información acerca de los comportamientos en casa, así como comprobar si éstos se repiten en entornos diferentes a las clases.

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La entrevista inicial con la familia nos dará la oportunidad para conseguir un clima positivo y una confianza mutua que ayude durante el resto del proceso.
Algunos datos que podemos recoger durante la entrevista pueden ser:

Para la entrevista podemos hacernos un guión o esquema con los puntos y preguntas que más nos interesen utilizando como orientación estos aspectos, además de otros que veamos importantes. 

Los puntos que aquí se detallan son meramente orientativos y debemos evitar hacer juicios o un diagnóstico apresurado, pues éste se apoyará en otro tipo de información (como en cuestionarios específicos) y en la opinión de otros especialistas durante el proceso de evaluación.

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